Pues mi querido Gerardo –escribió Pedro Miguel-, ya se acabó de escribir ésta tu rola, que se me fue ocurriendo al son de la música de fondo de tu blog, y me aluciné un son montuno o un guaguancó sincopado; pero yo de música sé lo que tú de las tlapalerías de Kampala (no me vayas a salir con que "pues no me lo vas a creer, pero una vez..."), así que ahí ustedes, Agustín y tú, si le inventan unas notas.
Abrazo grande, y que siga avante la recuperación.
Pedro Miguel
SON DEL TLACUILOCO
Vamos, pues a celebrar
que este paciente tozudo
ya pasó por lo más rudo,
y el Tlacuiloco les va a cantar.
Les va a cantar, les va a contar
cómo se aferró a la vida,
al amor, a la comida,
a la música y al bar.
Puesto que vuelve a postear,
y aunque le duela el ombligo,
me doy cuenta que mi amigo
El Tlacuiloco se va a curar.
Se va a curar, se va a curar,
del dolor que le dolía,
este Gerardo María
el Tlacuiloco se va a curar.
Ya nos vuelve a jorobar
y aunque sea un crucigrama
lo que sale de su cama,
El Tlacuiloco se va a curar.
Se va a curar, se va a curar,
ya va dejando la cama,
con su melena entrecana
que ni el doctor le pudo cortar.
Cantinero, hay que cuidar
la cama 605
que alguien ahí pegó un brinco
y que el paciente se va sin pagar.
Se va a curar, se va a curar,
ya le sacan el chamuco
de la barriga a este ruco,
y el Tlacuiloco se va a curar.
En la mesa de operar
le hicieron una tajada
como de siete pulgadas
para que guarde su celular.
Después de tanto cortar
por la tajada metieron
a dos sacerdotes exorcistas,
a un notario público para que certificara el desalojo,
a tres señoras de la limpieza
y a un equipo de bomberos,
y el Tlacuioloco se va a curar.
Se va a curar, se va a curar,
y con su hermosa sutura,
en los cursos de costura,
como un ejemplo lo van a usar.
Vamos, pues a celebrar
que este paciente tozudo
ya pasó por lo más rudo
y el Tlacuiloco ya puede tocar.
Vamos, pues a celebrar
que este paciente tozudo
ya pasó por lo más rudo,
y el Tlacuiloco les va a cantar.
Les va a cantar, les va a contar
cómo se aferró a la vida,
al amor, a la comida,
a la música y al bar.
Puesto que vuelve a postear,
y aunque le duela el ombligo,
me doy cuenta que mi amigo
El Tlacuiloco se va a curar.
Se va a curar, se va a curar,
del dolor que le dolía,
este Gerardo María
el Tlacuiloco se va a curar.
Ya nos vuelve a jorobar
y aunque sea un crucigrama
lo que sale de su cama,
El Tlacuiloco se va a curar.
Se va a curar, se va a curar,
ya va dejando la cama,
con su melena entrecana
que ni el doctor le pudo cortar.
Cantinero, hay que cuidar
la cama 605
que alguien ahí pegó un brinco
y que el paciente se va sin pagar.
Se va a curar, se va a curar,
ya le sacan el chamuco
de la barriga a este ruco,
y el Tlacuiloco se va a curar.
En la mesa de operar
le hicieron una tajada
como de siete pulgadas
para que guarde su celular.
Después de tanto cortar
por la tajada metieron
a dos sacerdotes exorcistas,
a un notario público para que certificara el desalojo,
a tres señoras de la limpieza
y a un equipo de bomberos,
y el Tlacuioloco se va a curar.
Se va a curar, se va a curar,
y con su hermosa sutura,
en los cursos de costura,
como un ejemplo lo van a usar.
Vamos, pues a celebrar
que este paciente tozudo
ya pasó por lo más rudo
y el Tlacuiloco ya puede tocar.
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