Arqueología de Tlacuiloco IX

Este mensaje fue subido por Gerardo el 25 de julio de 2007. Inmediatamente, muchos amigos cibernautas mandaron palabras de aliento y deseos de recuperación (Luis David Contreras, Víctor Castillo, Pedro Miguel, Ícaro, Pk, Axel Ricardo Márquez, Gemo, Colibrí, Iván Contreras, Yaoteka, Maco y Marichuy, entre otros).

Por su parte, el hermano gemelo –todavía con el torpe desenfado de la ignorancia- escribió lo siguiente: Tlacuiloco sufre, mientras el gemelo precioso lleva una vida disipada de sexo, drogas y roncarol. ¿No será que hay en esto una misteriosa transmigración de los pecados? ¡Bueno, Tlac, ‘tate tranquilo! Aún me resisto a vivir el amor que no se atreve a decir su nombre, su lumbre, su mimbre, su sombra, Susana no sale de noche. De veras, mejórate.

Lo críptico del final se debe a un chiste local de los Hermanos Tarelo. En aquellos días, con ánimo de aflojar la tensión, NSG rogaba a su hermano: Oye, Tino, si me largo de este mundo, prométeme que no te me vas a volver puto.

Un mes más tarde, el 23 de agosto, Gerardo dio detalles de su estado de salud:

Desgraciadamente, todavía no tengo buenas noticias.

La cosa está que pasé diez días en el hospital, enfrentándome a mil estudios, descartando unas cosas, confirmando otras. Hasta el momento, parece que el páncreas está lesionado; pero eso es lo que arrojan los estudios, tomografía, sangre, etcétera. Sin embargo, la respuesta definitiva será después de la operación que se realizará el lunes 27 de este mes.

Me dieron permiso de regresar a casa. Debo volver el domingo y estar preparado para la intervención.

Lo que sí les digo es una cosa: llámese como se llame este demonio, voy a luchar. ¿Y cómo no hacerlo, cómo no hacerlo con estos hijos que tengo, con estos hermanos, con estos amigos que la vida me ha regalado, con esta mujer mía que es la fuerza personificada?

Decían los Stones que no siempre podemos obtener lo que queremos, pero que si tratamos…

Les escribo desde la casa de mis hijos en Acapulco. Ellos me están cuidando, y gracias a una pastillita –que me ayuda a soportar el dolor- puedo mandarles todo mi cariño.

Esta historia no termina aquí.

Desde la cama 605
19 de agosto 2007, 03:00 a.m.

Ese mismo 23 de agosto, Agustín escribió: Si no es nada, celebremos juntos. Si es algo, yo me encargo de llevarte a buen puerto. Confía en mí, Gerardo. Ponte en mis manos. Te voy a sacar de ésta con toda la fuerza del mundo. Ni te preocupes.

Pero Agustín no contaba entonces con la mediocridad y la negligencia de los médicos, quienes nunca advirtieron la gravedad de lo que estaba sucediendo dentro de Gerardo.

Quince días después, Octavio Herrero (el amigo más íntimo y eterno de los gemelos) envió un mensaje a Gerardo: Mejora, por favor. Tus amigos, aunque no nos veamos como debiéramos, te necesitamos. Y te necesitamos bien.

Entre los mensajes de Agustín y Octavio, el 30 de agosto, el periodista Pedro Miguel envió los siguientes versos:

Puesto que vuelve a postear,
y aunque le duela el ombligo,
me doy cuenta que mi amigo
El Tlacuiloco se va a curar.

Ya nos vuelve a jorobar
y aunque sea un crucigrama
lo que sale de su cama,
El Tlacuiloco se va a curar.

Cantinero, hay que cuidar
la cama 605
que alguien ahí pegó un brinco
y que se va sin pagar.

Todo eso me hace pensar
que este paciente tozudo
ya pasó por lo más rudo
y el Tlacuiloco se va a curar.



El mismo Pedro Miguel escribió lo siguiente, después de encontrarse con las últimas imágenes de Gerardo, subidas al blog por el mismo NSG:

A falta de otra mesa, oh sumo reventado, en la del quirófano fuiste a hacer el table-dance que aquí nos documentas, y con pudor tan escaso que nos muestras no tus intimidades, sino lo que hay debajo de ellas. A esto sí que hay que llamarle destape, apertura, encuere radical, que te coloca entre los devotos del nudista radical Xipe-Tótec, quien no se quedaba en cueros sino en infracueros.

Celebro, querido Gerardo, que con ese tajo --¿no habrían podido hacértelo de una vez en el costado, para mayor emulación gloriosa de Ntro. Señor?--, impresionante pero remendable, nos hayan ahorrado a muchos una herida mucho peor, de esas que no cierran nunca.

Un abrazote cuidadoso para no echarte a perder la cicatrización.


El 10 de septiembre, Gerardo subió el siguiente texto:

Espero de verdad que mi cerebro deje de producir imágenes grotescas de supuestos miedos y demonios. Quiero regresar a la sencillez de la vida campirana (bueno, así le digo yo a las dos o tres cuadras de mi hermosa colonia Escandón, su mercado, su metro, su ruido y sus pajaritos flacos y palomas buitres; su Fuerte de la Colonia, legendaria miscelánea donde se conocieron el Pato y Laura y que lleva el mismo nombre que la cantina de junto; su señor de la basura y el borrachín que le va a las Chivas y grita Heeeeey todas las mañanas) y dibujar monitos bailando y riendo. Por lo pronto mando una abrazo a todos y un agradecimiento a cada uno. Su apoyo y presencia me dio fuerza.

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