Mamá-Z en 1987 (V)

La prensa de entonces
La forma y el fondo de cada uno de los siguientes fragmentos son responsabilidad absoluta de sus respectivos autores. Pasadizo Rosebud concuerda, sin embargo,
con algunos pasajes y agradece con modestia los aplausos.


De los sonidos roqueros
Víctor Roura/Abril de 1987/Las Horas Extras

(…) es de nuevo regocijante escuchar el tercer disco de Botellita de Jerez, el segundo de Mamá-Z y el primero de Carlos Arellano. En esas tres novedades discográficas existen intenciones e inquietudes roqueras, pasos definidos para la ideología del rock, aspecto rezagado dentro de esta cultura musical en México (…).

En estos tres recientes acetatos vislumbramos los sentires de la cultura juvenil no atendida por esa guiadora de gustos que es la TV. Puede parecer una exageración, pero lo que es cierto es que en esos discos desfilan imágenes no preconcebidas, formas no reiteradas de nuestra lírica moderna, narrativas insólitas, coloquialismo sorprendente, literatura poco usual en nuestra música popular. Sí, técnicamente los discos pueden molestar porque el sonido oscila con una irregularidad que incomoda; pero a estas alturas, lo importante es lo que se diga, no cómo se diga (…). Quien aún en la actualidad reprocha lo mal que se oyen algunos grupos de rock mexicano, es que en definitiva no ha entendido nada, no sabe por dónde va la onda…
De mi omnisciencia a tu omnipaciencia
Federico Arana/Mayo de 1987/Las Horas Extras

No nos cansaremos de recomendar el nuevo disco de Mamá-Z, por divertido, cachondo, desenfadado e impecablemente ahumado… digo, ilustrado.

Discos y Demos
1987/Revista Conecte

Apareció el segundo elepé del grupo Mamá-Z para discos Pentagrama, con una fabulosa portada del legendario caricaturista Ahumada, conteniendo una funda interior con letras de las canciones y créditos generales. El tema y el concepto musical del grupo no había sido abordado por ningún otro grupo, y a ver si no hay controversias…

¡Corte!
Ricardo Perete/Junio de 1987/Excelsior

(…) Extraño título el del disco del grupo de rock Mamá-Z: Esa viscosa manera de pegarme las ganas.
Fragmento de un artículo aparecido en Las Horas Extras
Arturo García Hernández/1987

La sensualidad está presente a través de todo el disco, va apareciendo en formas, cuan inquietante es, rompiendo tabúes cuyos orígenes podrían remontarse al siglo pasado:

Traigo dormida la mano, me tiemblan de plano los dedos de un pie.
Siento que algo se arruga, que traigo verrugas y dogmas de fe.
Siento en la sangre, nerviosa, que pasa curiosa una gota al revés.
Traigo la lengua doblada, me empiezan las ranas del nervio a morder.
Surmenache

El berrinche: No voy a tirar esa basura en su lugar (...) Voy a dejar de respirar, voy a morir si tú me dejas a mí (Morir de amor). Lo cotidiano de la relación de pareja: No mames, pinche Laura, vámonos ya, te juro que nunca vuelvo a decirte mamá (Laura). Se me ha antojado echarme el frijolero, porque aunque no lo creas todavía quiero (No me dejes solo). ¡Ah caray qué con mi vieja, otra vez tengo problemas, creo que es parte del sistema ser truhán y no una estrella (Tarántula). Tocó su pierna con suavidad, la vieja aquella empezó a gritar. El grito aquel lo puso a temblar, salió corriendo de aquel lugar (No hubo modo). Un atisbo hacia la descripción de la relación homosexual (quizás flojo): Aceptó ser mariposa en una fiesta en la Narvarte (Mariposa en la Narvarte). Son algunos de los signos de la propuesta de Mamá-Z.

El surrealismo entremezclado con la mojigatería, logra otro momento decisivo dentro de Esa viscosa manera de pegarme las ganas con Pastel Artaud, continuadora lógica de Sofá Apollinaire (del disco rojo), escrita además como obra de teatro que narra la relación entre Antonin (Artaud, por supuesto) y Génica, con todo y coros griegos que remarcan la idea de recuperar momentos y filosofías históricas, para ubicarlas en nuestro tiempo:

Antonin (molesto ante la actitud de ella): Deja ya tu siglo XIX en la alacena y mejor ponte a pensar que esa forma de tratarme sólo prueba tu perversidad. Y, sin embargo, cada vez que trato de tocarte, tú me sales con tu rectitud, que dice…

Génica (que busca librar su tobillo izquierdo de las manos de Antonin): ¡Oh, oh, eso no está bien! ¡Oh, oh! ¿Pues quién crees que soy? ¡Oh, oh, tate por favor! ¡Oh, oh, te hice un pastel!


La Iglesia es, no obstante, el tema donde Mamá-Z consigue sus momentos más brillantes, en cuanto al desarrollo de sus letras, debido quizá a una educación formal dentro del manejo ortodoxo de la religión, y que ahora, con el paso del tiempo, el grupo ha madurado y la revierte en canciones que ponen en evidencia los preceptos eclesiásticos y los enfrentan a sus consecuencias entre los mortales. En este sentido y manteniendo la proposición de su primer disco con Salmo, ¡No! y Estoy cansado, Mamá-Z nos muestra una continuación temática cuyo resultado es aun más impactante...

Tal vez sigues dormido y ni cuenta te das,
pero tú juras y hasta perjuras que eres pentecostal.
Cortas tus venas y lloras (es el Supremo Final),
hierves tu sangre en la lumbre y en santo sueño te vas.

El blues de la estufa divina

Rosa reza el rosario mientras suda sus sueños de amor.
Dice que tiene fiebre, mas es otro su calor.
Lleva quién sabe cuántas noches sin poder dejar de pensar
que por aquello que andaba soñando Dios la va a castigar.
(...)
Si Dios es amor, ¿qué espera a bajar?
¡Sagrado Corazón, acá está tu altar!

Los misterios de Rosa

Esta última rola también da pie al diseño de la portada y contraportada, demostrando que el rock (como parte de la cultura popular) se integra a otras manifestaciones artísticas. En este caso, el dibujante y caricaturista Manuel Ahumada, después de impregnarse de la música de Mamá-Z, elaboró un óleo y un dibujo a lápiz que seguramente se recordará como una de las mejores portadas del género en México.

Finalmente, la grabación corrió a cargo de Bárbara Burton, la producción de Paco Barrios (el Mastuerzo) –enhorabuena- y la posproducción (incluye sobre interior con las letras) de Discos Ozono/Pentagrama. El trabajo de grabación contó con la colaboración de Sabo Romo, Jaime López, Armando Vega-Gil, Sergio Arau y el enano Alpembáis (Leonardo Castillo).

Esa viscosa manera de pegarme las ganas puede gustarte o no, pero no da lugar a puntos medios. Un trabajo honrado que ayudará a poner en alto la imagen de nuestro rock nacional.

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