Carta de un amigo desconocido

Acaba de llegar este mensaje a la Redacción,
firmado por Ricardo Desentis.
Nos tomamos la libertad de transcribirlo,
traicionando acaso el alma discreta de su autor.
Para su mejor lectura, se hicieron ajustes ortográficos y sintácticos;
pero se respeto absolutamente el estilo y el espíritu.




Encontré un correo electrónico en el disco Yo soy la mosca. Lo compré el sábado (no en Ruta 61, porque o era el disco o eran unas cervezas). Lo compré en Videodromo. Me lo dieron más barato porque estaba abierto. Me dijeron que era el último y que quién sabe si volverían a tenerlo.

El disco me gustó mucho. Aunque no pertenece a la discografía de Mamá-Z, para mí sí. Lo que hicieron con Mamor, no me dejes solo es muy bueno. Bueno, todo el disco. Pero es que yo me sabía la canción por el disco de Esa viscosa manera de pegarme las ganas. La verdad, no sé cuál de las dos versiones me gusta más. Todo el concierto fue muy bueno, pero ver a Mamá-Z fue lo mejor. Ahora entiendo mejor Yo soy la mosca, y me gusta mucho (perdón que repita las cosas, pero es que a veces creo que sólo así se entienden). ¿Cómo decir que algo te gusta mucho y que la gente entienda lo que uno quiere decir?

¡Ya los vi en vivo, no lo puedo creer!

La verdad a mí no se me da mucho eso de ser fan y andar gritando, pero con Mamá-Z y con otros que no voy a mencionar (porque luego me critican mis gustos) es diferente. Bueno, no grito, nunca grito, soy de los que se la pasan callados pero llenos de emoción, imaginando que la banda te va a convertir en su amigo. Yo sé que está mal, o no sé, la cosa es que yo quería ser amigo de Mamá-Z y que me saludaran. Sí, lo acepto: es como bizarro eso. Mejor ni lo digo mucho en público, porque no sé. Ya una vez mis amigos me criticaron porque dije que a mí sí me gusta Miguel Bosé, y que para mí eso es mejor que mucho rock. Estoy medio loco. Con decirles que leí a Apollinaire por ustedes. Leo mucho, pero siempre busco cosas raras. Lo que pasa es que si uno escucha a Mamá-Z, uno dice: yo debí haber nacido antes y debí haber pertenecido a esa banda. Bueno, claro, también debí haber aprendido a tocar bien.

En 1989 yo tenía 13 años, y un tío mío llevó los dos discos de Mamá-Z a la casa (el primer disco que no tiene nombre -el rojo- y Esa viscosa). Con ellos aprendí a medio tocar la batería (que ya no toco, porque me di cuenta que soy mejor con la guitarra –y me sabía muchas cosas del disco rojo).

Claro, no aprendí a tocar a los diez años, más bien después, como a los quince, cuando me enteré de que Mamá-Z tocaba sin avisar, que siempre había hecho eso. Mi tío me decía: Escucharlos en vivo es como si pasara un camión que nunca pasa y de repente tienes la suerte de estar ahí, en la parada del camión, jajajaja. ¡Pues hay que subirse! Yo sí sabía de la tocada del sábado, porque me encontré con el aviso en Tiempo Libre. Así que me fui a esperar el camión, jajajaja.

Desde entonces, empecé a admirar a Óscar Fernández, el baterista de Mamá-Z. Pero nunca pude verlos en Rockotitlán (no me dejaban ir solo, y me decían que ni me dejaban entrar, yo no sé si eso era verdad, pero no los vi más que una vez, en un parque, apoyando alguna de las causas que siempre apoyaba Mamá-Z, creo que fueron de los primeros rockeros en apoyar abiertamente a la comunidad gay, y una amiga mía dice que la canción de la Mariposa en la Narvarte la ponía de buenas a los quince años y la ayudó a aceptarse, pero siempre discutíamos sobre la letra: ella decía que habla de una lesbiana y yo le decía que era un trasvesti, daba igual la cosa es que cuando vamos a fiestas en la Narvarte, muy rara vez, jugamos a adivinar quién es la mariposa de la que habla la canción).

Luego, tuve Mójame el alma entera en caset (lo compré en el Chopo), y me di cuenta que esta banda se estaba volviendo mi banda favorita. Nunca he encontrado el LP de Mójame el alma entera. Tengo una buena colección de discos de vinilo, gracias a mi tío. Me hubiera gustado más tener el LP que el caset de Mójame el alma entera. Si hay manera de tenerlo, por favor avísenme porque yo lo compro aunque esté catiadísimo (sic) o rayado.

El sábado fui a Ruta 61, porque quería conocer en persona a Óscar Fernández. Y los vi tocar, y me clavé en la batería. Estuve parado todo el tiempo y se me hizo un nudo en la garganta de la emoción. Pero al final no me atreví a acercarme a Óscar. ¿Qué le iba a decir? Cualquier cosa hubiera sonado bizarra, y si me ignoraba me iba a poner mal. Salí de Ruta medio con lágrimas, no sé si de emoción y de alegría por haber visto a mi baterista favorito, mi maestro, o si de orgullo por haber estado en el último concierto de Mamá-Z.

Saber que Gerardo murió me duele mucho. Me pone de malas. Mejor no digo nada. Porque nadie sabe decir nada sobre eso. Yo menos. Pero me duele y estoy con ustedes.

Agustín, el cantante, dio a entender que esto no se va a repetir. Bueno, ya tengo algo que contarle a mis nietos: yo los vi en vivo. Y si me pasan una foto, sería algo bueno, porque tengo un CD pirata que le quiero cambiar la portada (está muy chafa). Bueno, si no se puede no importa. Ya vi en internet fotos, pero me gustaría una que no tuviera nadie.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Dame un beso