Season of the witch

En mayo de 1968, Mike Bloomfield y Al Kooper se reunieron en Los Ángeles, California, para grabar un disco que se convertiría en leyenda: Super Session.

Kooper y Bloomfield se conocían de antes, porque ambos habían sido músicos de apoyo en los conciertos de Bob Dylan, y porque, además, habían participado en Highway 61 Revisited.

Para la grabación, llamaron al tecladista Barry Goldberg y al bajista Harvey Brooks (miembros de Electric Flag), así como al baterista Eddie Hoh, y en un solo día se echaron todo el primer lado del disco.

Recordemos que en aquella época, Bloomfield era adicto a la heroína. De hecho, trece años más tarde moriría de una sobredosis.

La cosa es que, al siguiente día de haber terminado el lado A, Bloomfield desapareció sin avisar. Inmediatamente, Kooper llamó a Stephen Stills, y le propuso ocupar el lugar de Bloomfield para hacer el segundo lado del disco, donde incluyen Season of the witch.

Octavio tuvo el disco en su colección, a mediados de los setenta, y años más tarde lo adquirió en CD.

Entre los discos de 1968 que me formaron están: el álbum blanco (doble) de los Beatles; The Village Green Preservation Society, de los Kinks; Beggars Banket, de los Stones; We`re only it for the money, de The Mothers of Invention; Cheap Thrills, de Janis Joplin; Truth, de Jeff Beck; Waiting for the sun, de los Doors; Blues for Laurel Canyon y Bare Wires, ambos de John Mayall; el soundtrack de Hair; This was, de Jethro Tull; In-A-Gadda-Da-Vida, de Iron Buterfly; Shades of Deep Purple, de Deep Purple (que trae la maravillosa Hush y una muy buena versión de Hey Joe, de Hendrix); The book of Taliesyn, también de Deep Purple; y Have a marijuana, de David Peel.
A principios de los setenta, mi hermano Gerardo y yo escuchábamos Season of the witch muy seguido, los miércoles, porque era uno de los temas predilectos del programa radiofónico Vibraciones. Pero el autor es Donovan, quien la incluye en el LP Sunshine Superman, de 1966. De cualquier manera, lo que hacen Stills y Kooper con la canción es, para mí, bellísimo e inolvidable. Escuchemos ambas versiones.



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