Estoy cansado

Autor: Pingüino Elemental
Blog: Las cien mejores rolas del rock mexicano (ir a Dimensiones Alternas)

Este juego verbal, al más puro estilo de Mamá-Z, nos recuerda el sentido del humor, el afán de experimentación y la ampliación del lenguaje que tiene el rock mexicano. Los ejemplos de Jaime López, Rockdrigo y demás son innumerables, y muchos de ellos aparecerán en esta lista. Agustín Aguilar Tagle es otro gran exponente, y en Estoy cansado nos convida a su juego de palabras en paronomasia, apenas diferentes, que muestran los anchos límites de los campos semánticos si se saben encontrar sus relaciones, sus alcances.
Obviamente aquí lo importante es la forma, pero la maestría de Agustín Aguilar Tagle oculta, bajo la sonrisa cómplice que provoca, un fondo más profundo de lo que parece: que el verdadero cansancio, sobre todo emocional, que obviamente recuerda la rola I’m so tired de los Beatles, permea todas las variaciones. Son tan diferentes y a la vez tan semejantes las variantes de la vida cotidiana, que hartan, porque como dijera Jim Morrison, todas “tienen lobos”, esconden una trampa postmoderna. Es como si la realidad fastidiosa se deshiciera en estos jirones, donde los significados se desprenden de sus significantes sin que cambie el sentido, dado que se equiparan en su miseria circular (por cierto, este recurso del lenguaje recuerda también el del cierre de la novela Obsesivos días circulares de Gustavo Sáinz), en su pesadez insípida. De esta manera, Agustín Aguilar Tagle se coloca por encima de muchos juguetones del lenguaje, malos imitadores de los auténticos, ya mencionados, pues no se limita al juego por el juego, que apantalla, pero carece de sustancia. Al contrario: cada enumeración parónima del juego vanguardista de Estoy cansado siempre aterriza en un concepto, en un sentido muy significativo. Inteligentemente escondido, o mejor dicho, no obvio, pero atinado y agudo, en una muestra de la gran inteligencia de Aguilar Tagle.

La melodía de Estoy cansado también es juguetona. Cambia de ritmo sin demasiados motivos, y se vuelve un pretexto para el be bop modernizado, del que Mamá-Z es quizá el último exponente, y que apoya la irreverencia del experimento. Además, introduce una figura casi paródica de Twist and shout de los Beatles al final de los estribillos, en que las voces van incorporándose en una nota larga, aumentando en escala, lo que eleva el grado de humor, al igual que el recurso de grabarla con dos primeras voces (es decir, no en armonía), todo como un juego expresivo muy grato.

Por todo lo dicho, Estoy cansado es una gran lección para los que quieren ser graciosos a toda costa, sin lograr entender que eso sólo tiene mérito si va acompañado de un significado más trascendente. De no ser así, sólo lograrán (y de hecho ya logran) el equivalente musical del humor de pastelazo. En Estoy cansado, como en muchos otros casos, Mamá-Z ejemplifica lo contrario.

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