Mamá-Z en 1987 (III)


En el rock, la crónica del México joven: Mamá-Z
Próximamente, el nuevo disco del grupo.
Arturo García Hernández/21 de febrero de 1987/La Jornada

Con el rock, se está haciendo la crónica del México joven de los ochenta; la juventud, la banda, los sectores más vitales de la sociedad, en el futuro, sólo se van a poder encontrar en las grabaciones de los rocanroleros, al estar casi por completo ausentes de la prensa y otros medios en donde, por lo demás, sólo se hace referencia a ellos como vagos y delincuentes.

En este sentido, sí se puede hablar de un rock nacional que ya no surge para hacerla en el otro lado, sino que se quiere asumir con nuestras carencias y virtudes, para ser testimonio, no necesariamente voluntario y consciente, de la cotidianeidad y, por lo tanto, en español. Uno de los grandes vicios del rocanrolero mexicano ha sido sentirse superestrella, y en lugar de plantear un proyecto musical, se ha planteado de entrada como un negocio; pero hoy, en México, no es rentable el rock; probablemente después lo sea, pero debemos empezar planteándolo como un fenómeno estético –en el sentido más amplio de la palabra- que, como en sus inicios, acompañará la voz inconforme de la juventud, pero poniendo en práctica lo aprendido: el mexicano de hoy es consecuencia de los sesenta y, por eso, no puede ser igual: el nivel de vida hoy es más bajo; por la crisis, muchos son hijos de desempleados, entonces, cualquier planteamiento estético va a tener características que lo hacen diferente, empezando porque hoy ya se busca un rock en español.

Los anteriores son conceptos de Gerardo Aguilar Tagle y Octavio Martínez Herrero, integrantes del grupo Mamá-Z, del cual próximamente estará en circulación el segundo disco , titulado Esa viscosa manera de pegarme las ganas, una visión clasemediera de la política, la religión y, fundamentalmente, el amor y el sexo, expresada en términos coloquiales (no es pornografía, simplemente se dicen las cosas por su nombre).

Para los entrevistados, el rock mexicano está solo, sin el apoyo de las grandes disqueras, la radio, etcétera; pero, no obstante, es promisorio su futuro, porque la infraestructura para su creación y difusión está teniendo su origen en el esfuerzo de gente cercana a él. En el caso de este nuevo disco de Mamá-Z, Gerardo y Octavio hablan de la participación solidaria de mucha gente que, sin cobrar un solo peso (ya no hay quintos), contribuyó a que la producción fuera posible. Consideran que éste puede ser el camino para aminorar costos en las grabación de otros discos de rock: la mutua ayuda entre gente del medio.

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